C053 Aplicación de Canon III.1
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de ________________,
Que la 79ª Convención General, en reconocimiento del Movimiento de Jesús y de la vocación de todos los bautizados en su vida y trabajo cotidianos, nombre un grupo de trabajo para estudiar la aplicación de
Título III, CANON 1: Del Ministerio de Todos los Bautizados que dice
Sec. 1. Cada Diócesis tomará medidas para la afirmación y el desarrollo del ministerio de todos los bautizados, incluyendo: (a) Asistencia para comprender que todos los bautizados están llamados a ministrar en nombre de Cristo, a identificar sus dones con la ayuda de la Iglesia y a servir a la misión de Cristo en todo momento y en todo lugar. (b) Ayuda para comprender que todos los bautizados están llamados a sostener sus ministerios mediante el compromiso con la formación cristiana a lo largo de la vida;
y sea además
Resuelto, que dicho grupo de trabajo sea nombrado por la Mesa Directiva conjuntamente y que se presente un informe a la 80ª Convención General con sus recomendaciones para la implementación del Canon III.1 en todas las parroquias, diócesis, provincias y la iglesia en general, centrándose en el pleno compromiso de todos los bautizados en sus ministerios más allá del domingo en su vida diaria, trabajo y ocio.
Explicación
El Canon III.1 ha sido infrautilizado. Por ejemplo, son pocas las diócesis que cuentan con una Comisión de Ministerio Laico o su equivalente que se centre en la capacitación de todos los bautizados en su vida diaria. Esta resolución pretende ofrecer un remedio. El canon insta a la Iglesia Episcopal a "equipar a los santos para el ministerio" (Efesios 4). Adoptado en 2003, proporciona el esqueleto que ahora necesita ser encarnado. En el Catecismo bajo El Ministerio (BCP 855) el primer orden del ministerio son los laicos. Ellos representan el 99% de la Iglesia Episcopal. El Pacto Bautismal (BCP 304-5) es la "descripción del trabajo" para todos los bautizados en sus respectivas órdenes. El trabajo de este grupo de trabajo es recomendar procesos para que la iglesia pueda afirmar el llamado de todos los bautizados, especialmente sus laicos, y empoderarlos en todas las áreas de su ministerio en el trabajo, el hogar, la comunidad y el mundo en general, así como en la Iglesia. Esta resolución fue adoptada por la Diócesis de Virginia y está respaldada por el Sínodo de la Provincia III.