A047 Inversiones éticas
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Obispos,
Que la 79ª Convención General recuerda a la Iglesia que es un inversor ético y que cualquier rendimiento de la inversión que no se obtenga teniendo en cuenta las posiciones éticas y sociales de la Iglesia corre el riesgo de socavar nuestros valores, y como cuerpo de Cristo en el mundo, estamos llamados a tratar de actuar de acuerdo con las enseñanzas de Cristo, incluyendo promover la justicia, hacer la paz, amar a nuestro prójimo (incluyendo a nuestros enemigos), y defender, apoyar y servir a los pobres, a los débiles y a los oprimidos o marginados por cualquier razón, porque al hacerlo estamos llevando a cabo la misión de Dios en el mundo, reconciliando todas las cosas con Cristo; y sea además
Resuelto, que se distribuya una copia de esta resolución a los miembros del Consejo Ejecutivo y a sus comités de Finanzas e Inversiones, y a todos los tesoreros diocesanos para que la compartan con sus comités de finanzas y consejos diocesanos, las congregaciones diocesanas, y a las diversas instituciones relacionadas con la Iglesia que realizan inversiones en corporaciones como el Fondo de Pensiones de la Iglesia y que la resolución sea discutida por todas estas entidades y se identifiquen los métodos de implementación.
Explicación
La Iglesia comenzó a supervisar sus inversiones en materia de responsabilidad ética y social en 1971, cuando presentó la primera resolución de accionistas de una institución religiosa en la que se pedía a General Motors que abandonara Sudáfrica hasta que se desmantelara el sistema racista del apartheid. Esa labor ha continuado y se ha ampliado para incluir áreas como el cambio climático, los derechos humanos en el mundo, la atención sanitaria, la reforma de la inmigración, la seguridad de las armas, la protección de los derechos de los pueblos indígenas, la diversidad de los consejos de administración de las empresas y el tráfico de personas. La Iglesia corre el riesgo de ser hipócrita en su testimonio público a favor de la justicia cuando no se revisan sus inversiones para comprobar su rendimiento ético y social. Este trabajo se realiza de forma ecuménica e interreligiosa.