A230 Deplorando el pecado del chivo expiatorio en la política

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La proclamación histórica de que "todas [las personas] son creadas iguales" está formada por la misma sustancia que la doctrina cristiana central, proclamada en el pacto bautismal, de que Dios ordena al pueblo de Dios que respete la dignidad de todo ser humano. Este imperativo humano universal, hacia el que todas las tradiciones de fe se esfuerzan por igual, ayudó a formar la base de los sistemas de gobierno democrático que proclaman, sin respetar siempre, la dignidad de todas las personas. Por lo tanto, es responsabilidad de la Iglesia, vanguardia del Movimiento de Jesús, repudiar las declaraciones y acciones de líderes o movimientos políticos que optan por engendrar resentimiento y miedo hacia cualquier grupo de seres humanos por motivos de raza, lengua, cultura, creencia, estatus migratorio, género, identificación de género, orientación sexual o casta. La búsqueda de chivos expiatorios por parte de los grupos atenta contra el arraigo de la democracia en la ética del respeto a la dignidad de las personas a la que se comprometen el cristianismo y todas las grandes religiones. Degrada la política al basar los llamamientos al voto en el miedo y el odio en lugar de la esperanza y el amor. Invita a hacer comparaciones con los momentos más oscuros de la historia de la humanidad, en los que el chivo expiatorio basado en la raza o el clan desencadenó actos de genocidio.