A229 Condenar la discriminación racial y animar a enfrentarse al racismo
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Diputados,
Que mientras reconocemos a los muchos oficiales de policía dedicados que ponen sus vidas en la línea para servir y proteger, también reconocemos las numerosas muertes inexcusables de hombres y jóvenes de color desarmados a manos del personal de la ley como los que se ven en Rapid City, Dakota del Sur; Falcon Heights, Minnesota; North Charleston, Carolina del Sur; Ferguson, Missouri; y Baltimore, Maryland, están teniendo un efecto perjudicial en nuestras comunidades; y sea más
Resolvemos que reconocemos que el bloqueo de los clérigos que hablan sobre cuestiones raciales es un obstáculo para que la Iglesia sea líder en la sanación, la justicia y la reconciliación racial, llevando adelante el Movimiento de Jesús; y que además
Resolvemos que la Iglesia Episcopal condena las acciones indebidas de las autoridades contra las personas de color o cualquier acción que haga sentir al clero y a los laicos que no deben hablar o tomar acciones no violentas para eliminar el pecado del racismo.
Explicación
La 78ª Convención General de la Iglesia Episcopal reconoció, mediante la adopción de la Resolución C019, que, a pesar de los repetidos esfuerzos de formación contra el racismo, así como de las iniciativas de justicia racial y reconciliación racial, incluyendo la aprobación de más de 30 resoluciones de la Convención General que se remontan a 1952, la abominación y el pecado del racismo siguen asolando nuestra sociedad y nuestra Iglesia con un gran coste para la vida y la dignidad humanas. A raíz de las numerosas e inexcusables muertes de hombres y jóvenes negros desarmados a manos de las fuerzas del orden; y de la atrocidad moral del encarcelamiento masivo en el que un número enormemente desproporcionado de personas de color han sido injustamente atrapadas en la red de un sistema de justicia penal injusto, la Mesa Directiva se ha pronunciado pero la Iglesia en general no se ha pronunciado. Esta resolución es una oportunidad para que el cuerpo de la Iglesia se pronuncie contra estas injusticias. La Iglesia entiende que el llamado a orar y actuar por la reconciliación racial es parte integral de nuestro testimonio del evangelio de Jesucristo y de nuestra vivencia de las exigencias de nuestra Alianza Bautismal. Sin embargo, ha habido muchos casos en los que el clero ha sido "censurado", criticado o desanimado por rezar o emprender acciones que pudieran llevar a la reconciliación racial. Esta resolución es una oportunidad para que la Iglesia diga, enfáticamente, que este comportamiento no se condona y no debe ser tolerado.