A229 Condenar la discriminación racial y animar a enfrentarse al racismo

Esta es una traducción inmediata (automática) que será editada para mayor claridad. Las traducciones definitivas se mostrarán aquí tan pronto como estén disponibles.

La 78ª Convención General de la Iglesia Episcopal reconoció, mediante la adopción de la Resolución C019, que, a pesar de los repetidos esfuerzos de formación contra el racismo, así como de las iniciativas de justicia racial y reconciliación racial, incluyendo la aprobación de más de 30 resoluciones de la Convención General que se remontan a 1952, la abominación y el pecado del racismo siguen asolando nuestra sociedad y nuestra Iglesia con un gran coste para la vida y la dignidad humanas. A raíz de las numerosas e inexcusables muertes de hombres y jóvenes negros desarmados a manos de las fuerzas del orden; y de la atrocidad moral del encarcelamiento masivo en el que un número enormemente desproporcionado de personas de color han sido injustamente atrapadas en la red de un sistema de justicia penal injusto, la Mesa Directiva se ha pronunciado pero la Iglesia en general no se ha pronunciado. Esta resolución es una oportunidad para que el cuerpo de la Iglesia se pronuncie contra estas injusticias. La Iglesia entiende que el llamado a orar y actuar por la reconciliación racial es parte integral de nuestro testimonio del evangelio de Jesucristo y de nuestra vivencia de las exigencias de nuestra Alianza Bautismal. Sin embargo, ha habido muchos casos en los que el clero ha sido "censurado", criticado o desanimado por rezar o emprender acciones que pudieran llevar a la reconciliación racial. Esta resolución es una oportunidad para que la Iglesia diga, enfáticamente, que este comportamiento no se condona y no debe ser tolerado.