A209 Reunificación con la Iglesia Episcopal de Cuba

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En 1966, con los efectos de la Revolución Cubana y la respuesta política de los Estados Unidos, la Cámara de Obispos de la Iglesia Episcopal votó para separar la Diócesis de Cuba de la Iglesia Episcopal, dejándola como una diócesis autónoma sin sede provincial. Antes de eso, en 1961, los colegios episcopales en Cuba habían sido cerrados y apropiados, y muchos clérigos y sus familias fueron desplazados. Algunos permanecieron en Cuba; otros regresaron o emigraron a Estados Unidos. Algunos clérigos que permanecieron en Cuba fueron encarcelados, ejecutados o desaparecieron. Los edificios de la iglesia se cerraron y se dejaron deteriorar. La iglesia se polarizó políticamente, y su clero y sus líderes laicos sufrieron. Pero la Iglesia continuó, en las salas de estar de las abuelas, que celebraban servicios de oración y estudios bíblicos en sus hogares. A través de ellas se transmite una historia de dolor, y de fe. Bajo el liderazgo de los obispos cubanos más recientes, incluida la obispa María Griselda Delgado del Carpio, el pueblo se ha entregado a la visión de una iglesia misionera. Se están desarrollando proyectos innovadores que benefician a las necesidades de las comunidades locales: la creación de guarderías, la invención de sistemas de riego que ayuden a una agricultura sostenible, el desarrollo de la ganadería para criar y cuidar animales que ayuden a alimentar a las comunidades. La Iglesia Episcopal de Cuba ha expresado, a través de sus propios sínodos, un claro deseo de reunificarse con la Iglesia Episcopal. Las cuestiones canónicas y constitucionales de la Iglesia Episcopal no hacen evidente un camino claro. Esta resolución expresa el pesar por la histórica separación y expresa la intención de la 79ª Convención General de trabajar por la reunificación.