D094 Beca para la diócesis no doméstica
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Obispos,
Que para ayudar a cada diputación de diócesis no nacionales a ejercer su voz profética en y para la Iglesia Episcopal y su Convención General, se asigne la suma de $500.000 como beca en beneficio de los miembros electos de la Cámara de Diputados, que residan fuera de los Estados Unidos; y que además
Resuélvase, que estas becas estén disponibles para diputados individuales debidamente elegidos para diócesis no nacionales, que necesiten ayuda financiera y/o para cubrir todos los requisitos de visado o documentos de viaje, transporte, alojamiento y dietas razonables para asegurar la plena participación de los diputados no residentes en Estados Unidos; y sea además
Resuélvase, que estos fondos se pondrán a disposición de hasta cuatro personas ordenadas, presbíteros o diáconos, y cuatro laicos, domiciliados fuera de los Estados Unidos, así como un ordenado y un laico suplente; y sea además
Resuélvase, que estos fondos se pondrán a disposición en cada Convención General a partir del Trienio 2018-2021.
Explicación
Es evidente para los Diputados de Color y el Caucus Latino que varias diócesis de fuera de los Estados Unidos de América tienen diputaciones inferiores a las permitidas por la Constitución y los Cánones de la Iglesia Episcopal. Somos conscientes de las dificultades que tienen muchos de nuestros diputados de minorías étnicas de otros países para obtener visados y documentos de viaje en el clima político actual. También somos conscientes de los costos extremos asociados con los viajes internacionales a los Estados Unidos y los costos de la Convención General, lo que contribuye a la ausencia de diputados no estadounidenses en la 79ª Convención General. Los diputados electos de la Convención General deben recibir recursos para ejercer el cargo para el que fueron elegidos. La Convención General debería garantizar la plena emancipación de todos los diputados elegidos. Se trata de una cuestión de justicia. Las diócesis de fuera de los Estados Unidos tienen cada vez más barreras para participar plenamente en la vida de la Iglesia Episcopal. Dado el actual clima político, es evidente que los recursos de que disponen actualmente las diócesis no estadounidenses no son suficientes para participar en la vida de la Iglesia Episcopal. Los ciudadanos estadounidenses y los diputados que residen en la jurisdicción de los Estados Unidos tienen el privilegio de participar en la Convención General a un coste menor y con menos obstáculos.