B025 El agua como derecho humano
El agua es un potente símbolo en la Biblia. Las aguas de los océanos representan un poder inmenso y fuerzas caóticas. Por otro lado, el agua dulce es la vida. Podemos recordar que los dos grandes profetas, Isaías y Ezequiel, utilizaron las imágenes del agua fresca que brota en el desierto para hablar de la providencia y la gracia de Dios. Cada vez más, podemos sentir la verdad de las percepciones de los profetas cuando somos testigos de la angustiosa falta de acceso al agua fresca y limpia en la actualidad. Según el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, actualmente 780 millones de personas no tienen acceso a agua limpia. En este momento de la historia, con una población humana sin precedentes de más de siete mil millones de personas, y con las prácticas agrícolas, la urbanización y la privatización del agua, que hacen que el agua potable escasee en amplias regiones del mundo, comprendemos ahora que el agua potable y segura debe considerarse un derecho humano básico. La privatización del agua complica y aumenta la dificultad de acceso al agua potable, y también ha contribuido a la impresionante acumulación de plástico desechado, a través de la venta de agua embotellada. En 2014, sólo en Estados Unidos se vendieron 100.700 millones de bebidas en botellas de plástico, según el Container Recycling Institute. Esta resolución ayuda a la Iglesia Episcopal a tomar conciencia de las cuencas hidrográficas en las que se encuentran nuestras comunidades de culto e instituciones, nos compromete a abogar por la propiedad pública y la gestión de los recursos hídricos, y nos compromete a eliminar gradualmente y eventualmente poner fin al uso de agua embotellada de plástico en la Iglesia.
Explicación
El agua es un potente símbolo en la Biblia. Las aguas de los océanos representan un poder inmenso y fuerzas caóticas. Por otro lado, el agua dulce es la vida. Podemos recordar que los dos grandes profetas, Isaías y Ezequiel, utilizaron las imágenes del agua fresca que brota en el desierto para hablar de la providencia y la gracia de Dios. Cada vez más, podemos sentir la verdad de las percepciones de los profetas cuando somos testigos de la angustiosa falta de acceso al agua fresca y limpia en la actualidad. Según el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, actualmente 780 millones de personas no tienen acceso a agua limpia. En este momento de la historia, con una población humana sin precedentes de más de siete mil millones de personas, y con las prácticas agrícolas, la urbanización y la privatización del agua, que hacen que el agua potable escasee en amplias regiones del mundo, comprendemos ahora que el agua potable y segura debe considerarse un derecho humano básico. La privatización del agua complica y aumenta la dificultad de acceso al agua potable, y también ha contribuido a la impresionante acumulación de plástico desechado, a través de la venta de agua embotellada. En 2014, sólo en Estados Unidos se vendieron 100.700 millones de bebidas en botellas de plástico, según el Container Recycling Institute. Esta resolución ayuda a la Iglesia Episcopal a tomar conciencia de las cuencas hidrográficas en las que se encuentran nuestras comunidades de culto e instituciones, nos compromete a abogar por la propiedad pública y la gestión de los recursos hídricos, y nos compromete a eliminar gradualmente y eventualmente poner fin al uso de agua embotellada de plástico en la Iglesia.