C063 Defender la salud de los océanos
"Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y los que viven en él; porque él la fundó sobre los mares y la estableció sobre los ríos", Salmo 24:1-2. Como administradores con dominio sobre la buena Creación de Dios, tenemos una relación de alianza sagrada con Dios para utilizar los recursos de la naturaleza con sabiduría y reverencia, preservando la generosidad de Dios para todas las generaciones venideras. Génesis, cap. 1; Oración 41 del BCP, p. 827. Así, como cristianos, como episcopales y como administradores de Dios, estamos llamados a cuidar los océanos y a rezar, estudiar y actuar en apoyo de la salud de los océanos. Las amenazas a la salud de los océanos derivadas del cambio climático, la acidificación de los océanos, la contaminación y la explotación insostenible de los recursos naturales constituyen una crisis medioambiental mundial acuciante. En respuesta, la comunidad mundial ha hecho del restablecimiento de la salud de los océanos una alta prioridad, tal y como reconocen las Naciones Unidas en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14: Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos[1] Los esfuerzos para mitigar el aumento del nivel del mar y para adaptarse a los efectos inevitables del aumento del nivel del mar se reconocen como una alta prioridad en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13: Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Como resume la ONU, los océanos del mundo -su temperatura, su química, sus corrientes y su vida- impulsan los sistemas globales que hacen que la Tierra sea habitable para la humanidad[2]. Además, el agua de lluvia, el agua potable, el tiempo, el clima, las costas, gran parte de nuestros alimentos e incluso el oxígeno del aire que respiramos, todo ello lo proporcionan y lo regulan en última instancia los océanos.[3] Los siguientes datos de la ONU muestran cómo la salud de los océanos es fundamental para el desarrollo y el bienestar de la humanidad: - Más de tres mil millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera para su subsistencia - Los océanos contienen cerca de 200.000 especies identificadas, pero el número real puede ser de millones - Los océanos absorben alrededor del 30% del dióxido de carbono producido por los seres humanos, amortiguando los impactos del calentamiento global - Los océanos sirven como la mayor fuente de proteínas del mundo, con más de un millón de toneladas de petróleo.Los océanos son la mayor fuente de proteínas del mundo, ya que más de 3.000 millones de personas dependen de los océanos como principal fuente de proteínas - La pesca marina emplea directa o indirectamente a más de 200 millones de personas - Hasta el 40% de los océanos del mundo están muy afectados por las actividades humanas, como la contaminación, el agotamiento de las pesquerías y la pérdida de hábitats costeros.[4] Las medidas recomendadas por el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 se basaron en gran medida en un proceso de estudio de tres años supervisado por la Comisión Mundial de los Océanos, que se puso en marcha en febrero de 2013 y publicó sus informes finales en febrero de 2016[5].[Por lo tanto, aunque esta explicación hace referencia al programa de los ODS que es familiar para la Iglesia Episcopal, la resolución pretende apoyar el llamamiento más amplio posible para participar en el trabajo de salud oceánica en todos los niveles de compromiso, internacional, nacional, estatal y local. Las acciones recomendadas por el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13 se basan en gran medida en el trabajo del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ("IPCC")[7] El IPCC elabora informes periódicos que resumen la literatura revisada por expertos sobre el cambio climático que apoyan la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que es el principal tratado internacional sobre el cambio climático. Los informes del IPCC incluyen evaluaciones de las causas y los riesgos del aumento del nivel del mar y de las acciones necesarias para mitigar los riesgos y adaptarse a los impactos inevitables del aumento del nivel del mar. Por último, especialmente en reconocimiento de la magnitud de los problemas que hay que abordar, se anima a las diócesis, a las congregaciones y a todos los bautizados a asociarse con grupos ecuménicos e interreligiosos y con organizaciones no gubernamentales que participan en el trabajo de salud oceánica, y también a atender a los refugiados climáticos de nuestras comunidades que han tenido que abandonar sus hogares debido a la subida del nivel del mar y a la contaminación de los océanos. [1] http://www.un.org/sustainabledevelopment/oceans/ [2] Id. [3] Id. [4] Id. [5] Los informes de la Comisión Mundial de los Océanos pueden descargarse aquí: http://www.some.ox.ac.uk/research/global-ocean-commission/download-reports/ [6] http://www.some.ox.ac.uk/research/global-ocean-commission/ [7] http://www.fao.org/sustainable-development-goals/goals/goal-13/en/
Explicación
"Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y los que viven en él; porque él la fundó sobre los mares y la estableció sobre los ríos", Salmo 24:1-2. Como administradores con dominio sobre la buena Creación de Dios, tenemos una relación de alianza sagrada con Dios para utilizar los recursos de la naturaleza con sabiduría y reverencia, preservando la generosidad de Dios para todas las generaciones venideras. Génesis, cap. 1; Oración 41 del BCP, p. 827. Así, como cristianos, como episcopales y como administradores de Dios, estamos llamados a cuidar los océanos y a rezar, estudiar y actuar en apoyo de la salud de los océanos. Las amenazas a la salud de los océanos derivadas del cambio climático, la acidificación de los océanos, la contaminación y la explotación insostenible de los recursos naturales constituyen una crisis medioambiental mundial acuciante. En respuesta, la comunidad mundial ha hecho del restablecimiento de la salud de los océanos una alta prioridad, tal y como reconocen las Naciones Unidas en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14: Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos[1] Los esfuerzos para mitigar el aumento del nivel del mar y para adaptarse a los efectos inevitables del aumento del nivel del mar se reconocen como una alta prioridad en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13: Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Como resume la ONU, los océanos del mundo -su temperatura, su química, sus corrientes y su vida- impulsan los sistemas globales que hacen que la Tierra sea habitable para la humanidad[2]. Además, el agua de lluvia, el agua potable, el tiempo, el clima, las costas, gran parte de nuestros alimentos e incluso el oxígeno del aire que respiramos, todo ello lo proporcionan y lo regulan en última instancia los océanos.[3] Los siguientes datos de la ONU muestran cómo la salud de los océanos es fundamental para el desarrollo y el bienestar de la humanidad: - Más de tres mil millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera para su subsistencia - Los océanos contienen cerca de 200.000 especies identificadas, pero el número real puede ser de millones - Los océanos absorben alrededor del 30% del dióxido de carbono producido por los seres humanos, amortiguando los impactos del calentamiento global - Los océanos sirven como la mayor fuente de proteínas del mundo, con más de un millón de toneladas de petróleo.Los océanos son la mayor fuente de proteínas del mundo, ya que más de 3.000 millones de personas dependen de los océanos como principal fuente de proteínas - La pesca marina emplea directa o indirectamente a más de 200 millones de personas - Hasta el 40% de los océanos del mundo están muy afectados por las actividades humanas, como la contaminación, el agotamiento de las pesquerías y la pérdida de hábitats costeros.[4] Las medidas recomendadas por el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 se basaron en gran medida en un proceso de estudio de tres años supervisado por la Comisión Mundial de los Océanos, que se puso en marcha en febrero de 2013 y publicó sus informes finales en febrero de 2016[5].[Por lo tanto, aunque esta explicación hace referencia al programa de los ODS que es familiar para la Iglesia Episcopal, la resolución pretende apoyar el llamamiento más amplio posible para participar en el trabajo de salud oceánica en todos los niveles de compromiso, internacional, nacional, estatal y local. Las acciones recomendadas por el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13 se basan en gran medida en el trabajo del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ("IPCC")[7] El IPCC elabora informes periódicos que resumen la literatura revisada por expertos sobre el cambio climático que apoyan la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que es el principal tratado internacional sobre el cambio climático. Los informes del IPCC incluyen evaluaciones de las causas y los riesgos del aumento del nivel del mar y de las acciones necesarias para mitigar los riesgos y adaptarse a los impactos inevitables del aumento del nivel del mar. Por último, especialmente en reconocimiento de la magnitud de los problemas que hay que abordar, se anima a las diócesis, a las congregaciones y a todos los bautizados a asociarse con grupos ecuménicos e interreligiosos y con organizaciones no gubernamentales que participan en el trabajo de salud oceánica, y también a atender a los refugiados climáticos de nuestras comunidades que han tenido que abandonar sus hogares debido a la subida del nivel del mar y a la contaminación de los océanos. [1] http://www.un.org/sustainabledevelopment/oceans/ [2] Id. [3] Id. [4] Id. [5] Los informes de la Comisión Mundial de los Océanos pueden descargarse aquí: http://www.some.ox.ac.uk/research/global-ocean-commission/download-reports/ [6] http://www.some.ox.ac.uk/research/global-ocean-commission/ [7] http://www.fao.org/sustainable-development-goals/goals/goal-13/en/