D066 Discernir la llamada al episcopado
La Iglesia Episcopal se toma en serio el discernimiento para las Órdenes Sagradas. Sin embargo, no existe un proceso formal para que una persona pruebe su sentido de llamada al episcopado que sea similar al trabajo realizado en el discernimiento para el diaconado o el sacerdocio. Aunque el proceso aceptado para la afirmación final de la llamada es una elección pública (y no hacemos ningún llamamiento para cambiar esto), no existe el proceso prolongado, informado y de oración que empleamos en el caso de una llamada al diaconado o al sacerdocio. Esta resolución aborda esa ausencia. La percepción de que articular una posible llamada al episcopado es una muestra de ambición es desafortunada. Creemos que esta reacción negativa es también la razón por la que la gente es reacia a plantear preguntas sobre su propia vocación, salvo de forma limitada. Proponemos un mecanismo para cambiar esa percepción, de modo que la exploración de una llamada a cualquier forma de servicio a la Iglesia sea vista como la fidelidad que es. El Grupo de Trabajo propone el establecimiento de un proceso voluntario mediante el cual las personas puedan plantear preguntas sobre una posible llamada al episcopado antes de entrar en diálogo con una diócesis concreta. Un proceso de discernimiento vocacional que tenga lugar antes de que el nombre de uno avance en un proceso de búsqueda episcopal permitiría a más personas de toda la Iglesia buscar claridad para sí mismas de forma segura y confidencial. Creemos que un mejor acceso a la información para todos los que sienten una llamada podría aumentar la diversidad de personas que están preparadas para responder a la llamada de Dios de esta manera.
Explicación
La Iglesia Episcopal se toma en serio el discernimiento para las Órdenes Sagradas. Sin embargo, no existe un proceso formal para que una persona pruebe su sentido de llamada al episcopado que sea similar al trabajo realizado en el discernimiento para el diaconado o el sacerdocio. Aunque el proceso aceptado para la afirmación final de la llamada es una elección pública (y no hacemos ningún llamamiento para cambiar esto), no existe el proceso prolongado, informado y de oración que empleamos en el caso de una llamada al diaconado o al sacerdocio. Esta resolución aborda esa ausencia. La percepción de que articular una posible llamada al episcopado es una muestra de ambición es desafortunada. Creemos que esta reacción negativa es también la razón por la que la gente es reacia a plantear preguntas sobre su propia vocación, salvo de forma limitada. Proponemos un mecanismo para cambiar esa percepción, de modo que la exploración de una llamada a cualquier forma de servicio a la Iglesia sea vista como la fidelidad que es. El Grupo de Trabajo propone el establecimiento de un proceso voluntario mediante el cual las personas puedan plantear preguntas sobre una posible llamada al episcopado antes de entrar en diálogo con una diócesis concreta. Un proceso de discernimiento vocacional que tenga lugar antes de que el nombre de uno avance en un proceso de búsqueda episcopal permitiría a más personas de toda la Iglesia buscar claridad para sí mismas de forma segura y confidencial. Creemos que un mejor acceso a la información para todos los que sienten una llamada podría aumentar la diversidad de personas que están preparadas para responder a la llamada de Dios de esta manera.